Recién horneado
Hay días en los que uno amanece hepta-hexasílabico y canta las loas de la vinagreta. Hoy es uno de esos días. ¡100 teobropuntos a quien le ponga música a estos versos!
Fui a Montevideo y no comí carne. Pero aprendí a hacer milanesas de lenteja. ¿Quién necesita chivitos cuando tiene pan frito y leguminosas?
¿Quién dice que hay que ensuciar muchos trastes para hacer un postre? Aquí la prueba fehaciente de que basta con cinco trastes para hornear un panqué de rompope con chocolate.
Ya no más Bimbos. I know better now. Pan viejo, de preferencia brioche, del que ayer todavía alcanzaba a estar bueno tostándolo un poco, pero hoy ya no. Córtalo en rebanadas gruesas, para que pueda absorber líquidos. Porque…
"Esta semana no voy a comprar pan", me dije. "Tengo un costal de harina y levadura, debería ser autosuficiente en mi ingesta de carbohidratos", me añadí.
Pero ninguno de mis hornos funciona –el de gas tose sus flamas en lugar de encender con elegancia, el eléctrico tiene un corto–. "No importa", me instruí. "Google a mí: flatbread".
Hay quien piensa que odia el chayote. Y quien piensa que lo odia, lo piensa fuerrrrtemente. Ugh guácala noooo fuchi.
Pero la culpa no es del chayote. La culpa es de los papás.